Vivo al filo de la incertidumbre que desencadena aferrarse a lo efímero,
mecida por la angustia y el pánico que desencadena aferrarse a lo efímero,
nutrida por el desazón, la desesperanza, la rendición.
Anheladas fantasías empapadas de utopía y autoengaño,
alucinaciones hiperreales auto-inducidas disfrazando la resignación.
Y el temor al despertar. El horror. El horror al despertar.
Y la resignación me paraliza. La desesperanza me paraliza.
El horror, y el pánico que desmenuzan mis entrañas no son suficientes.
Apoyo las manos al filo del vacío. Me asomo tentando al infinito vacío.
Me aferro promesas de cartón y caricias de plástico.
Me aferro a esperanzas de trapo y rellenas de serrín.
Vivo en la falsa esperanza que desencadena aferrarse a lo efímero.