A veces hace falta volver atrás, hurgar en el pasado, para recodar el por qué de las cosas.
Es satisfactorio ver que como mínimo una de las decisiones tomadas fue la correcta.
Es curioso como cambiamos, como pasamos de ser un tipo de persona a otro radicalmente distinto, como alguien que era como el oxígeno pasa a ser una piedra en el zapato.
Pero no me arrepiento de nada, aunque cada vez que me lo repita se oiga el eco de un "¿Pero y si...?". Todo eso me ha llevado a ser lo que soy ahora. Y aunque ser yo no sea realmente práctico puedo decir que cada vez me conozco mejor y que soy mucho mejor persona que hace unos años. Puede que dos cosas buenas frente a quince mil cosas malas no sea demasiado, pero es algo.
Y me he dado cuenta de que éste es un año de primeros aniversarios tristes. Qué le vamos a hacer. Esperemos que el siguiente sea un año de primeros aniversarios felices.
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