Tranformaciones

No estoy nada inspirada para escribir. Pero es que no quiero que se me olvide.

Hace buen día, y no me sale nada trascendental. Pero eso es lo que más me anima para escribirlo. Justo ahora que me he acabado "de què parlo quan parlo de córrer" tengo más asumido que nunca el gran valor de los actos mecánicos. Como puede llegar a ayudar la simple descripción de un suceso.

La cuestión. En Berlín comí currywurst, que es una salchicha cortada con patatas condimentadas con pimienta picante. Desde fin de año no comía carne (por lo menos conscientemente). Antes de ir me preguntaba si comería o no. Cómo me sentiría y si me arrepentiría por no hacerlo. El hecho es que llegó un día y lo teníamos a tiro. Compramos dos menús con sus salchichas patatas y refrescos. Y me la empecé a comer. No me convenció, no me sentí ni culpable, ni nada parecido. Simplemente mi cuerpo no le apetecía comer más. Más tarde en un super compramos algo de comida para cenar y para hacernos bocadillos caseros. A parte de un queso tipo philadelphia no había mucho más. Cuando llegó la noche comí algo de jamón dulce con trufa con pan. Me sentó muy bien y no sentí la necesidad de comer más. Otro día, en una compra diaria, pensé en comprar algo parecido al fuet, que era algo que no estaba segura de echar de menos. Pensé que de viaje era el mejor momento para hacer pruebas conmigo misma, porque fuese cual fuese el resultado no lo introducía en mi rutina. No me gustaron. Comí uno y me desagradó bastante. No seguí comiéndolo. Esa fue toda mi experiencia con la carne esa semana.

A la vuelta casi sin querer me dí cuenta de que lo que acababa de pasar se podría llamar la primera etapa. Y lo relacioné con todas las transformaciones que me han acontecido en la vida. Las más profundas, siempre han estado libres de sentimientos de culpabilidad, o pereza. Nunca han ido condicionadas por lo que realmente creía que era correcto o incorrecto. Siempre me han guiado mucho más los sentimientos, emociones y sensaciones.

En concreto al pensar en que había estado comiendo carne, me dí cuenta de que todo ha ido siguiendo el proceso natural. Hace un año yo era la primera persona que le aconsejaba a mi hermana que nunca se retuviese de comer carne si tenía el deseo, porque como ya sabemos eso sólo te mete en un bucle de ansiedad y desespero. Y yo me comía mi pollo sin ningún tipo de remordimiento por supuesto. Después llegó un día en el que sencillamente no me sentía cómoda comiéndola. No lo empecé a considerar un crimen de repente pero tampoco me sentía a gusto, en paz. Me empezó a abordar una sensación de desequilibrio con mi entorno. De tomar de un cauce que no estaba hecho para mí. En el que yo no devolvía nada.

Y precisamente por eso, porque ha sido un ciclo muy natural en el que parece que sea la sabiduría interior la que se ha expresado cuando ha tenido ocasión no me está costando de manera particular. Considero que todavía quedan etapas. Seguir encontrándose en más situaciones y ver cómo actúo. No sé si habrá algún final en la transformación, o si el proceso en sí es lo que cuenta como cambio. Puede que el final sólo sea cuando nos autoetiquetamos de alguna manera concreta. Por el momento no lo voy a hacer.

El porqué a veces nace ese sentimiento desde dentro puede que lo descubra más adelante.